Miércoles 19 de diciembre de 2007, por Cronopio
Seguramente ya te diste cuenta de que esto de la Fé de Rata tiene, ¡como no! un juego de palabras de ésos que tanto que me gusta inventar y que no siempre resultan tan divertidos como yo quisiera. La verdad es que éste no pretende ser divertido sino simplemente "decidor".
Empecemos por lo de la Rata. Eso viene de que, según se le ocurrió al famoso horóscopo chino, yo hago parte de ese signo. Si le sumo a eso la "capricorniez" que me atribuye la astrología más tradicional, resulto ser un "rata de tierra". Si lees la definición del personaje, probablemente te quedes tan perplejo como yo. Mira que tratarme de "muy realista y para nada propenso a los sueños y las expectativas de relumbrón". ¿Donde la vieron?
En todo caso, si hay algo que me gusta en el roedor de marras - el que, dicho sea de paso, me caía bien antes de que me "hiciera sentido" esto de los signos zodiacales- es su infinita capacidad de adaptarse, de sobrevivir y seguir dándole a su idea de la vida a como dé lugar.
Por ahí sí que la cosa me gusta y podríamos llegar a entendernos.
Yo no sé si me quedé "pegado", como se le dice ahora a los monos porfiados que seguimos creyendo que "otra vida es posible", pero lo concreto es que tengo una fé absoluta en que la vida no tiene por qué ser la mierda en que está convertida la de una buena parte del planeta y la de "Shilito" en particular.
Tengo, desgraciadamente, mucho menos claros los caminos y las palancas necesarias para volver a sumar las voluntades y energías que nos hagan movernos en una dirección más humana.
Sé que hay que empezar por uno mismo y que "a Dios rogando y con el mazo dando" y todo éso. Y también sé que, desgraciadamente, todos los sueños, dolores y esfuerzos que hicieron posible bajar a Pinochet del escenario, no lograron bajar con él todo el autoritarismo, toda la tontera, todo el individualismo y todo el "nuevoriquismo" que siguen vivitos en la mente y el corazón de buena parte de "nuestra gente". Por el contrario.
A estas alturas, ya te habrás dado cuenta de que Fé de Rata y...Fé de Erratas, "suenan" igual. En todo caso, más allá del juego de palabras, lo cierto es que me gustan los dos sentidos de la expresión o, si prefieres, las dos expresiones.
Por una parte, mucho nos gusta repetir y repetir que "debemos aprender de nuestros errores". Es cierto. Sólo que para que de verdad aprendamos y las cosas cambien, el aprendizaje ha de ser colectivo. Porque la mayor parte de nuestros errores los cometemos en relacion a otros que de uno u otro modo, "sufren" a causa de nuestro error. Por eso debemos hablar, concreta y específicamente, con nombre y apellido, de nuestras "erratas" individuales.
Porque ya no basta con que, hipócritamente, sigamos repitiendo como loros, frasesitas del tipo "todos tenemos una parte de responsabilidad", "las culpas no están a un solo lado", etc. Todo eso puede ser ser cierto. Puede ser incluso, lo es a menudo, sumamente sincero. Pero solo sirve de veras si, acto seguido, pasamos de ese inútil y anónimo plural, a un singular claramente identificado , a nuestro propio pedacito , personal, intransferible e indeclinable de la famosa "responsabilidad compartida". Tampoco basta con que sigamos jugando al muy mentiroso juego de la autoflagelación sobre los "errores del pasado" o sacándole el poto a la jeringa con el muy cómodo "es lo que hay".
Saldremos adelante no declarando sino haciendo concretamente, cotidianemente, tozudamente, todo lo que sea necesario para que el futuro deje de ser una pura amenaza y para que el presente deje atrás la indiferencia, la desesperanza y el cinismo dominantes.
No me cabe duda de que vale la pena ponerle el hombro aunque más no sea por la sonrisa de la Lila Ainoa y de todos los que, como ella, han aterrizado en este episodio más bien "malena" de nuestra telenovela. Por eso es que es bueno saber y sentir que estamos cerca o, por lo menos, conectados unos con otros. Que, de una u otra manera, podemos contar con todos quienes, como tú, hacen parte de esta rica y dispersa tribu.
Porque, entre nos, ¡p’tas que tenemos pega!